El requisito fue realizar el restyling de la antigua marca y aportar dos propuestas de nueva marca.
La propuesta más rompedora fue la de potenciar el «M» inicial de Muntaner a través de los segmentos habituales del símbolo, creando una sensación de pliegue entre ellos, gracias a un degradado de tono rojo.
En la versión en negativo, se evidencian los segmentos y este pliegue mediante cortes que los separan cuando el logotipo va a una tinta.

